Para mí el alpinismo es más que una pasión, es educación.

El trabajo me da de comer pero la montaña me da de vivir.

Casimiro Ferrari

lunes, 5 de agosto de 2013

VOLVIENDO



Hoy 20 de julio volviendo a casa, ha pasado un rato largo de viajar muchos días en la carpa, visita a la selva y la verdad lo más importante es lo que pasa dentro de cada uno, los portales que abre la acción, la inmensidad y la austera existencia de los alpinistas. El 10 de julio nos despedimos con mi compañera de la Gran Expedición llamada VIDA, Laura regresó a Neuquén para hacer frente a los compromisos productivos. Desde aquel día en compañía de Guadalupe Rodriguez, Sandra Rodriguez, Raul Caceres, Hernan Carracedo y Leandro Casamayor continuamos de expedición. Debo un agradecimiento a Laura especialmente por su generosa decisión de no poner ni un pero a este tiempo extra que me he tomado. La vida me ha puesto en estos caminos numerosas veces, pero la experiencia es circunstancial, y aun cuando no ha llegado al fin desde hace unas horas he comenzado la retrospectiva de este invierno altiplanico tan duro en algunos aspectos y a la vez tan revelador en otros. Las razones, a veces es mejor no buscarlas demasiado pero si las consecuencias, he adquirido nuevos compromisos, siento este invierno como una reafirmación de estilo, que afectará el porvenir inmediato, no quiero profundizar en estos asuntos hoy, empecé esto para contarles que estoy comiendo salchipapas poniendo a prueba el hígado, feliz de lo vivido y extrañando a mi familia de una forma muy especial, sin pena, sin angustia con una mezcla de ternura y ausencia, con más ganas de recibir un abrazo que ser rey de Persia. Seguiré este viaje y espero tener el espacio y el tiempo para mostrar esas imágenes que acompañan el relato de uno que presume de expedicionario, con ganas de descubrir que matices ha pintado esta experiencia en mis compañeros de las tres expediciones que se cruzaron aquí en los Andes, la del Huayna con Laura, la del Sajama con los chicos y la de la VIDA que mezcla presente y pasado, realidad y sueños, gente y cosas, que se presenta con la tibieza de un abrazo con las mamasitas Aymaras, que a tanto de insistir muestran sus sólidos sentimientos ocultos detrás de la piel curtida, de sus miradas impenetrables, se manifiesta en el estremecimiento infinito de un apretón suave de esas manos ásperas como esta tierra. De esto se trata. Esta mañana cuando dejamos Sajama a las 5 de la mañana un gallo saludó el amanecer por venir y floreció el recuerdo fresco que la noche antes nos habíamos comido uno que atrasaba. Nos vamos a reunir para charlar de esto, de la humanidad tratando de subirse por las escarpadas y gélidas laderas de las montañas sin más propósito que el placer de estar allí, siguiendo el flujo de una vida que no persigue resultados sino aprendizaje en el más amplio sentido del término. Tengo tanto por hacer solo eso. por hacer. ABRAZOS.

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