De
vuelta al Tronador.
El
domingo 24 de noviembre salimos desde Pampa Linda luego del registro de rigor
en la seccional de PN, excelente trato, rápido y conciso sin cuestionarios, ni
consejos, ni advertencias que ofenden la inteligencia y el buen sentido. La
novedad; nevaba. Con regularidad se descargaba alguna nube sobre nosotros,
Gervasio Claverie y yo, Toni, subimos un poco pesados porque decidimos llevar
la carpa y algo de equipo extra, unos tornillos demás, por si se nos ocurría
algo más inclinado que la ruta normal.
Llegamos
al refugio y como cada vez que regreso a ese lugar icónico del montañismo
Argentino, por mi memoria viaja un carrusel de cosas la gran mayoría grandes
recuerdos y alguna que otra pena también grande.
Al
llegar al refugio Otto Meilling, la calidez del equipo a cargo, un exterior con
viento y nieve y lo accesible del costo, precipitaron la decisión de pernoctar
bajo techo.
Compartimos
los preparativos de un numeroso contingente, que organizado por varios guías
partirían en la madrugada del lunes, los horarios oscilaban entre las 3 a las 4
AM, pensamos cual sería la mejor opción y la opción final fue salir últimos.
A
las 5:20 comenzamos la caminata por la nieve que habían dejado un día completo
de precipitaciones, teníamos la huellas de los equipos que nos precedían y aun
así a pesar de cierta firmeza el transito se hizo un poquito pesado. A las dos
horas de marcha alcanzamos al primer equipo, mantuvimos una breve conversación
con el guía Craig Roos y supusimos que alcanzaríamos al grupo que llevaba la
delantera en el término de una hora, no fue así, ese grupo caminaba con
raquetas y no nos dejaban una huella muy firme, los seguimos igualmente
agradeciendo la marca que dejaban sus raquetas.
En
la depresión encontramos las raquetas y algunas mochilas, allí miré para arriba
tratando de evitar un horrible recuerdo de la caída de una cordada de ocho
personas que vi precipitarse hace unos años en ese lugar, tal vez el peor
recuerdo montañero que tenga, miré y le conté un poco lo que fue esa lamentable
experiencia a Gervasio pero la verdad no importaban mucho los detalles. También
me detuve a estudiar el itinerario de la sur, estaba muy bueno con un resalte
algo duro al principio que continuaba como siempre ha sido con constante
inclinación moderada por debajo de unas bandas de rocas bastante amenazantes,
me miré a mí mismo y la verdad estaba muy afectado por un somnolencia
persistente y de ella derivaba cierta falta de energía, le comente eso a
Gervasio y decidimos abortar el intento y continuar por la ruta normal.
La
subida final con una curva de inclinación y exposición en aumento estaba con
nieve nueva muy firme sobre la capa amarillenta de las nevadas precedentes, al
final el paso más delicado por lo expuesto y por tener que subir sobre rocas
sin cohesión y algo de hielo que las hacía más consistentes. Sin mayores
inconvenientes alcanzamos la cumbre agradecidos a Luciano Fiorenza quien nos
permitió usar sus anclajes, saludamos al grupo de guías y sus clientes y
salimos cuanto antes para evitarnos la conglomeración de personas cuando se
juntaran los que estaban en la cumbre con los nueve que venían subiendo detrás.
La
bajada es por una sección inclinada en travesía de verdad accesible para quien
posee buenas habilidades para caminar por esa clase de terreno, el piso estaba
ideal y bajamos rápido y sin inconvenientes. Desde el depósito de las mochilas
y raquetas miramos como bajaban los guías con sus clientes por esa pendiente,
se llamará quizás ensamblé con cuerda corta a esa técnica que me hace admirar
la habilidad y el valor de los guías que hacen esto repetidas veces, con
personas que han conocido un par de días antes. Nos juntamos un momentos con
los alegres clientes, nos saludamos una vez mas y al fin nos reconocimos con
pablo Pontoriero que no me había saludado por flaco, un gusto estar allí y
recibir esos saludos.
Para
abajo, llegamos al refugio juntamos todo y salimos para Pampa Linda donde
estaba el auto, aprovechamos los arroyos para tomar agua y mejorar nuestras
posibilidades de no parar hasta Neuquén (600 Km al Noreste). Llegamos al estacionamiento
especulando con un descenso en bici por esos senderos, ya llegará. Estiramos y
salimos, entre una cena en Bariloche, varias minisiestas y la pertinaz osadía
al volante de Gervasio llegamos a las 7:30 de hoy martes a Neuquén.
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